Una activista trans que asesoraba a la congresista Susel Paredes es apresada bajo acusación de abuso de menores. El Poder Judicial a ordenado nueve meses de prisión preventiva
Carlos Portugal (Hildebrandt en sus trece)
Cuando los policías ingresaron al cuarto de Tiffany Gómez Gonzáles para detenerla, no sabían que se trataba de una funcionaria del Congreso que trabajaba en el despacho de la congresista Susel Paredes.
Aquella noche del pasado 30 de enero, mientras los agentes registraban la habitación, en la calle, frente al edificio, unas 20 personas exigían a gritos que los efectivos siguieran buscando a la mujer dentro del edificio. Tres adolescentes acababan de denunciar a Tiffany Gómez de avisar sexualmente de ello. La lista de víctimas, sin embrago, sería mucho más larga.
Los agentes, conminados por los enardecidos padres, revisaron otro cuarto del edificio. Hacía días que el último inquilino lo había desocupado y sospechaban que era un buen escondite para burlar a la policía. Y allí, oculta en una esquina, los agentes encontraron a Tiffany Gómez, una conocida activista trans d 32 años. Una vez apresada, fue trasladada a la Comisaria de Condevilla
Asesorada por su abogada, Gabriela Salvador, postulante fallida al congreso por el partido morado, tiffany Gómez decidió guardar silencio. No le sirvió para eludir los nueve meses de prisión preventiva que ordenó el poder judicial. Se le acusa de violar a tres menores de edad.
La congresista Susel Pardees publicó el pasado 1 de febrero un comunicado en twitter que decía: “he tomado conocimiento, con inmensa indignación, que una persona de mi equipo de trabajo en el Congreso de la República ha sido denunciada por delito contra la libertad sexual de menores de edad (…) Esperamos que las autoridades atiendan a las víctimas y a sus familias”. Además, anunciaba el despido de la trabajadora. Sin embargo, Paredes, tan elocuente siempre, omitió dar el nombre de la acusada, quién fue parte de su círculo de confianza durante los últimos cuatro años. De hecho, el nombre de la presunta agresora no había trascendido a los medios de comunicación hasta ahora.

Activismo y Congreso
Quienes conocían a Tiffany Gómez imaginaban que sería una carta a futuro para el activismo trans en el Perú. La comunicadora trujillana estudió en la Universidad P]privada Antenor Orrego. Y según sus redes sociales, hizo prácticas en la Cámara de Comercio de La Libertad y fue voluntaria en “Lus Inter Gentes”, una asociación de la facultad de Derecho de la PUCP. Desde el 2013 empezó a escribir el blog “Legado” donde abordaba política local e internacional. En redes Sociales se presentaba como “Tiffany Ayris”
En agosto del 2018 entrevistó para su blog a Susel Paredes, quien en ese momento, postulaba a la alcaldía de Magdalena, Ese año Gómez se presentó al concurso Miss Perú Trans y quedó entre las finalistas, llevándose el galardón a “Miss Revelación”
En el 2019, cuando asumió la Gerencia de Fiscalización en la Municipalidad de La Victoria, Susel Paredes la invitó a trabajar con ella. En julio de ese año Gómez fue seleccionada para llevar la antorcha de los Panamericanos en representación de la comunidad trans de Trujillo. Paredes escribió una columna en el diario “Perú 21” resaltando este hecho.
Tras la salida de Paredes del municipio de La Victoria, Gómez se sumó oficiosamente a la campaña electoral de la entonces aspirante a congresista. Y cuando Paredes salió electa, la parlamentaria la contrató como auxiliar del área de comunicaciones de su despacho. Una de sus funciones era la de coordinar con la prensa.
En sus ratos libres publicaba en redes sociales sobre el activismo trans e impulsaba el hashtag d twitter: #nometoleresrespétame, la vida parecía irle bien, Sin embargo, según se desprende de la investigación de la “Fiscalía Especializada en Violencia Contra la Mujer e Integrantes del Grupo Familiar de Condevilla”, Gómez cumpliría con el perfil de una depredadora sexual.

“LA RECARGADORA DEL FREE FIRE”
La noche del pasado domingo 30 de enero, en un humilde departamento en la urbanización Condevilla (San Martín de Porres), se celebraba el cumpleaños de la hija de “Rosmery”, una mujer venezolana de 38 años que lleva un año y medio viviendo en Lima. En la fiesta se juntaron varias familias venezolanas del barrio.
A las 9.30 p.m. “Juan” (12) el hijo de “Rosmery”, le pidió permiso a su madre para acompañar a uno de sus amigos, “Patricio”, de 14 años, al mercado de condevilla. Iría con ellos otro amigo, “Eduardo”, también de 12 años.
“Pasaron dos horas y no regresaban. Nos preocupamos”, dice “Rosmery”. “Salí a buscarlos, recorrí varias tiendas preguntando pero no estaban”, añade la mamá de “Patricio”, natural de Maracaibo.
“Bajé la calle para sumarme a la búsqueda y en eso veo a mi hijo que entró corriendo a la casa y se metió al baño”, dice”Rosmery”. Las madres no le dieron más importancia al asunto y pensaron que se había tratado de una chiquillada de adolescentes.
A la mañana siguiente “Juan” le contó llorando a su mamá que no podía más con el dolor en los genitales. “Me dijo que estaba lastimado. Ahí me contó que una señora les había ofrecido dinero por tener relaciones” cuenta “Rosmery”.
La mujer organizó inmediatamente una reunión las madres de los otros dos adolescentes y les explicó lo ocurrido.
“Al hablarlo con mi hijo ´Eduardo´ me dijo que una señora se les acercó y les ofreció primero 20 luego 30 soles para que se dejaran hacer sexo oral. Mi hijo nunca había agarrado tanto dinero. Se dejaron envolver. Los llevó a un terreno descampado detrás del mercado, donde botan la basura, (…)”, dice ´Carmen´, también migrante venezolana que lleva tres años en Lima. Según la versión de los tres chicos, una vez en el lugar su agresora les practicó sexo oral y les pidió que la penetraran.
“Nuestros hijos dijeron que se presentó como ´la tía´. Fuimos a la calle para indagar con más niños del barrio y descubrimos su apodo: ´La recargadora del Free Fire”, dice “Rosmery”. ”Free Fire” es un videojuego en línea en el que el jugador, para tener armas virtuales, tiene que comprarlas y pagarlas con dinero real.
“Nos dijeron que los niños que van a una cabina de internet que hay por la zona la conocen”, añade “Carmen”.
No fue difícil dar con el cuarto que Gómez tenia alquilado. Varios de los menores a los que las madres preguntaron sabían que ´La recargadora del Free Fire´ vivía en la calle Juan Solórzano, a pocas cuadras del parque del barrio donde los chicos se juntan para pasar la tarde.
” Vimos a cuatro niños frente al edificio. Les preguntamos si allí vivía una señora con esas características. ´si, un amigo está adentro con ella´, nos respondió uno de los niños”, cuenta “Carmen”. Según narran estas tres madres, los niños que estaban allí sentados comenzaron a gritar el nombre de “Ricardo”. Y un menor de edad bajó a la calle.
“Le pregunté por la señora y me dijo que había estado con ella en su habitación”, dice “Rosmery”.
Las mujeres decidieron llamar a la policía. Cuando llegó el patrullero, el suboficial Stalin Huamán también recogió en testimonio de ”Ricardo”, el adolescente que minutos antes había estado en el cuarto de la empleada de Susel Paredes.

“Calculo que tenía unos 13 o 14 años. No quiso identificarse. Dijo que no vivía en el edificio. Era de contextura delgada. De 1.40 m. Vestía ropa deportiva. Aquel niño dijo que esta persona le pidió que entre a su cuarto y se baje el short”, narró el policía Stalin Huamán ante la fiscalía. Este adolescente, asustado, despareció de la escena al momento de la captura de Tiffany Gómez, asesorada por su abogada Gabriela salvador, guardó silencio y se negó a que le practicaran exámenes médicos. Tampoco dejó que los policías revisaran su celular ni su laptop, alegando que trabaja en el Congreso y tenía información confidencial.
En el examen del médico legista se confirmó que “Juan”, de 12 años, tenía lesiones traumáticas recientes en su área genital.
“La señora tenía un vestido animal print y llevaba mascarilla. Nos ofreció dinero y nos dijo para hacernos sexo oral y para ir atrás del mercado de Condevilla en el basurero. Y allí comenzamos a hacer cosas”, dijo “Juan” en la cámara Gesell. El adolescente narró que después Tiffany Gómez le pidió que la penetrara. “Me lastimó y me fui llorando”, dijo el menor. Los otros dos adolescentes dieron versiones similares. Las primeras investigaciones apuntan a que Gómez llevaba tiempo al acecho, que se trató de una agresión sexual premeditada y que las víctimas son muchas más.
“Eduardo” contó que Gómez lo empezó a acosar hace dos meses. “Yo alía de la panadería y ella me enseñó una foto calata”, dijo el menor sobre la primera vez que lo acechó. Ese mismo día, le propuso explícitamente tener relaciones sexuales y el menor se negó.
“Después de ese encuentro la señora consiguió mi WhatsApp y me escribía para que vaya a su casa y me ofrecía 20 soles. La bloqueé y borré las conversaciones”, agregó “Eduardo”. Según narró, no volvió a encontrarse con Tiffany Gómez hasta la noche que estaba con sus otros dos amigos camino al mercado.
“Frente al edificio siempre se colocaba un menor de edad, de entre 13 y 17 años. Llamaba por el celular a esta persona (Tiffany Gómez) que bajaba, abría la puerta, pero no se asomaba para saludar, daba media vuelta y volvía a su habitación. Luego de una hora bajaba. Siempre eran menores distintos”, cuenta una vecina.