
Revista Libertad (Perú), sábado 05 de marzo, 2022
Si bien es cierto que EEUU y la URSS se unieron y vencieron al nazismo de Adolfo Hitler, Estados Unidos restableció su práctica cínicamente imperialista, después de la segunda guerra mundial, y terminó por simpatizar con la ideología neonazi y armar grupos terroristas para invadir y conquistar países. Recordemos la invasión imperialista a Vietnam en los años 60 por los Estados Unidos; el asesinato de Patrice Lumumba, presidente de la república del Congo, en esa década, dirigido por ese imperio, que significó el fin de la posibilidad de que este país se desarrollase como una nación independiente, lo cual fue uno de los peores crímenes de la Guerra Fría. Recordemos también la invasión de Irak en el 2003, en la que no sólo participó EEUU, sino también una coalición de países (Reino Unido, Australia y Polonia, entre otros), que perpetraron crímenes de guerra, masacres, bombardeos a poblaciones civiles, y asesinaron al presidente Sadam Huseín, con el propósito de adueñarse de su petróleo. Lo mismo hicieron en Afganistán, y en Libia también asesinaron a su presidente Muammar Kadhafi, que festejó la psicópata Hilari Clinton, ex secretaria de Estado de los EEUU. Estados Unidos organizado militarmente en la OTAN (conformada por varios países compinches), invadió también Yugoslavia, sin autorización previa del Consejo de seguridad de la ONU. y luego, secuestraron a su presidente Slobodan Milosevic quien murió supuestamente envenenado en una celda de la prisión del Tribunal Internacional para la Antigua Yugoslavia.
En Ucrania, EEUU financió el golpe de Estado derrocando al gobierno democrático de Víctor Yanucovich, y puso a su gobierno títere neonazi. Según la agencia internacional de noticias Russia Today (RT), el gobierno de Ucrania y Estados Unidos han glorificado el nazismo. El analista político Diego Sequera asegura que estos dos países están implicados en el apoyo de grupos neonazis que perpetran crímenes en contra de poblaciones de Dombás y que amenazan la seguridad nacional de Rusia y el mundo. Estos grupos paramilitares de extrema derecha forman parte de la guardia nacional de Ucrania, entre ellos el batallón “Azov” que tiene una cercanía con el simbolismo, historia e ideología nazis, y que fue formado por voluntarios de extrema derecha, e incluso por miembros de otros países (países escandinavos, Alemania, Canadá y EEUU), como constata Sequera. Igualmente, el grupo político de extrema derecha denominado “Sector derecho”, que tiene un brazo paramilitar y que está implicado en crímenes y masacres en contra de la población de Odesa.

En ese contexto, Estados Unidos ha establecido bases militares yanquis en la frontera de Rusia con la ayuda del gobierno títere de Ucrania, para pretender planificar un ataque contra el Estado ruso, lo que puso en peligro su seguridad nacional y su desarrollo. Fabrizio Casari, analista político italiano, asegura que el imperio yanqui quiere una guerra en el corazón de Europa, porque es la única manera de detener su desarrollo económico y político. Y es que, además, Rusia ya está considerado el país más poderoso militarmente que la OTAN.
Lo más grave del asunto es que, de acuerdo con las revelaciones que hizo el ex primer ministro ucraniano Nikolái Azárov, la OTAN planeaba desatar una guerra nuclear contra Rusia (o más bien, una tercera guerra mundial).
Para ello, según el analista político José Manuel Rivero Pérez, dentro del plan de guerra muy planificada de expansión de la OTAN, está la supresión de la libertad de expresión, es decir, la suspensión de las transmisiones de la televisora Russia Today (RT), por ejemplo, en España. Esta situación es similar a la ocurrida en 1999, en que EEUU bombardeó a la población de Yugoeslavia, lo que representó una balcanización. La potencia del norte engañó al mundo, con su prensa y sus satélites, que ese acto maléfico de bombardeo tenía un propósito noble de liberar a Yugoslavia de un “dictador” como Milosevic, etc., etc.

Para Ignacio Ramonet, en una entrevista con la cadena internacional de noticias Telesur, Putin había optado por el diálogo para resolver el problema entre Rusia y Ucrania, que implicaba que Ucrania le garantizara a Rusia que no formara parte de la OTAN. “En otras palabras, que se garantizara a Rusia que no va a llegar al territorio de Ucrania, o sea, a la frontera con Rusia, armas nucleares que pone en peligro la seguridad no sólo de Rusia sino también de otros países”. Por cierto, el canciller ruso Serguey Lavrov ha señalado que colocar armas nucleares en algunos países de Europa está prohibido por el tratado de la no proliferación de armas.
La diplomacia rusa llamó hasta el cansancio-durante ocho años-a un diálogo a la OTAN para proponerle firmar un documento de paz en el que ella se comprometiera a no extenderse a Ucrania para instalar armas nucleares, y Ucrania asuma una posición neutral; pero EEUU y Ucrania hicieron oídos sordos,
Vladimir Putin, Presidente de la Federación de Rusia, ha exigido previamente una garantía para la seguridad de su país, y también para las poblaciones ruso hablantes de las repúblicas de Donetsk y Luhansk en Dombás, que estas repúblicas estuvieran protegidas y que no estuvieran a merced de los bombardeos permanentes por parte de Ucrania. Como asegura el analista internacional José Antonio Egido para RT, estas poblaciones han sido masacradas durante ocho años por los batallones de verdugos neonazis que cometen crímenes de guerra.
Sin embargo, como dice Azárov, en una entrevista con la agencia rusa de información, más conocida como RIA Novosti, Kiev no aceptará la neutralidad de Ucrania, “porque Estados Unidos no se lo permitirá”. Asimismo, la Unión Europea, satélite de EEUU, siguiendo las órdenes de este imperio en declive, tampoco está interesada en el diálogo entre Rusia y Kiev para conseguir la paz, sino más bien en que la guerra continúe para imponer sanciones económicas a Rusia con la finalidad de debilitarla económicamente.
El experto Bruno Carvalho confirma esa tesis, en una entrevista con RT, señalando que el interés de la UE es imponer un paquete de sanciones a Rusia, y para ese objetivo le conviene que continúe la guerra como justificación. Eso explica que no ha habido voluntad política de parte de Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania ni de Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, de firmar el acuerdo de paz, lo cual habla del plan militar de estos países contra Rusia y el mundo.

De ahí que para liberar a Ucrania de los terroristas neonazis y de la tiranía de Zelenski (el títere de Biden), Rusia se ha visto obligado a llevar a cabo una guerra justa, usando la fuerza legítima de defensa al atacar las bases militares neonazis- secundadas por los EEUU- en la frontera de Rusia. Los ataques no están dirigidos contra ciudades o poblaciones ucranianas, por lo que no ponen en peligro a la población civil. Pero sí lo habían hecho los EEUU y compinches europeos contra poblaciones civiles en Irak, Afganistán, Libia, etc.
De acuerdo con Putin, durante el período especial de operación militar en Ucrania por parte de Moscú, las fundamentales acciones militares no han ocurrido siquiera contra las fuerzas regulares de Ucrania, sino contra los grupos neonazis que, como se sabe, están actuando dentro de las regiones de Lugansk y Donetsk. Estos elementos usan armamentos de alto calibre directamente en ciudades principales, incluyendo Kiev y Akov, y, peor aún, utilizan a los niños, niñas y las personas de la tercera edad como escudos humanos. Y actúan “como los terroristas de cualquier parte del mundo” atacando a la población civil, “por instrucciones de asesores extranjeros, en primer lugar, estadounidenses”. Afortunadamente, las fuerzas rusas destruyeron 821 bases militares de neonazis ucranianos, 24 sistemas de misiles antiaéreos, 48 estaciones de radar.
Como en los viejos tiempos de la segunda guerra mundial, en que el Ejército ruso salvó al mundo del histérico nazismo hitleriano, Rusia hace lo mismo hoy contra del histérico neonazismo yanqui, luchando, como entonces, con el mismo espíritu heroicamente nacionalista e internacionalista de los soviets de la URSS, del Ejército Rojo, despertado por el presidente Putin. Lavrov dice al respecto: “Rusia garantiza la desnazificación de Ucrania. Sufrimos tanto por el nazismo”.
El propósito de las invasiones de EEUU ha sido apoderarse del petróleo; en cambio, el propósito de los ataques de Rusia contra los grupos neonazis no sólo ha sido liberar a Ucrania de la opresión de los neonazis y yanquis –y el de defender su seguridad nacional-, sino que también el de garantizar la paz mundial contra la tercera guerra mundial que pretende desatar EEUU y sus secuaces (gobiernos corruptos de los países de la Unión Europea). Por tanto, la guerra que está librando Rusia en Ucrania es justa y libertaria.
Para Ramonet, desde el punto de vista geopolítico y militar, el vencedor de esta guerra es Rusia sobre Ucrania, Estados Unidos y la Unión Europea. Este es el nuevo escenario en el que el mundo está pasando de un sistema unipolar -donde EEUU dominó el mundo sin contrapeso-, a un sistema multipolar. Estados Unidos ya no puede hacer lo que le da la gana con los países débiles, porque ya tiene su contrapeso (Rusia). Eso explica la desesperación del imperio yanqui al imponer sanciones económicas y clausurar medios de comunicación como RT y usar su propaganda de guerra-guerra psicológica como lo hizo en el pasado contra los países bombardeados- contra Rusia al modo de la propaganda goebbeliana de la Alemania nazi en los tiempos de Hitler.

Sin embargo, la propaganda hitleriana de EEUU consiste en mostrar a Rusia ante el mundo como el malo de la película, y presentar a Ucrania como el bueno de esa película. Esta ha sido siempre la narrativa engañosa con la que EEUU bombardeó a los países del Medio Oriente. El imperio yanqui pretende dar lecciones de paz, libertad y democracia, sin tener esa autoridad. Sacha Llorenti, secretario del ALBA, dice a este respecto: “Yo tuve la oportunidad de estar en el Consejo de Seguridad (de la ONU) en medio de la guerra en Siria. Más de medio millón de personas murieron en esa guerra de agresión provocada contra el pueblo sirio. Lo mismo con Libia, lo mismo con Irak, dos millones de muertos basados en una mentira, en una serie de mentiras. Después de más de 20 años, no han encontrado las armas de destrucción masiva en Irak. Esa gente (los invasores de EEUU y compañía) pretende dar lecciones de democracia, pretende dar lecciones de paz”.
De ahí que, como dice Llorenti, la alianza de Rusia con China, Irán, Venezuela, Bolivia, México, entre otros países libres, es una alianza para la vida y el desarrollo. La otra alianza como la OTAN es una alianza para la muerte, los bombardeos, la invasión de países, que constituye un peligro para la paz y la seguridad mundiales.
En este escenario, con su guerra justa, Rusia se está convirtiendo en el guardián de la libertad, la democracia y la paz de América Latina y del mundo.
*Director de la revista Libertad y analista político peruano.