Escribe: Pedro Galván
Revista Libertad (Perú), 19 de noviembre, 2021.
Pedro Castillo, profesor rural, ex dirigente del SUTEP y político, ganó las elecciones con el eslogan “No más pobres en un país rico”, del Partido Perú Libre. Su triunfo es obra de los maestros del SUTEP-CONARE, de Perú Libre y su programa de izquierda, y de las 19 regiones del sur que votaron por el lápiz. También es obra de la pandemia que llevó a la mayoría de los peruanos a la pobreza, la miseria y la indignación hasta la furia. Castillo prometió cambiar y liberar al Perú- a las clases sociales sin libertad: los parias, los oprimidos, los marginados, los excluidos, los esclavos-, pero en los hechos empezó por incumplir esas promesas y traicionarlos. Su discurso de cambio y esperanza para los oprimidos, el 28 de julio, cuando juramentó como presidente de la República, fue sólo un teatro.
Posteriormente hizo lo contrario, se fue derechizando paulatinamente. Para explicar la derechización del taimado profesor rural, es preciso señalar razones más profundas: su trayectoria sindical y política; su posición ideológica pequeño burguesa. El pequeño burgués oscila entre la derecha y la izquierda. Castillo nunca militó en un movimiento de izquierda. Antes bien, fue miembro del comité regional de Cajamarca de Perú Posible, movimiento de derecha por el cual postuló a la alcaldía de Anguía sin conseguir el cargo en el año 2002. Como dirigente sindical del SUTEP no respiró un aire socialista, sino economicista o sindical. Es sólo un sindicalista básico, como dice Bellido. Además, es esposo de una hermana evangélica cuya religión ideológicamente supersticiosa ha influido en aquél más que la ideología científicamente marxista. En consecuencia, dentro del sindicato, tuvo una formación ideológica de derecha, más que de izquierda.

Eso no es todo. Como maestro del SUTEP habría sido un oportunista, habría aprovechado las contradicciones de este sindicato entre las fracciones de Patria Roja y CONARE. Y movido por apetitos electorales, se hizo designar representante de esta última fracción. Quería posicionar su imagen sólo para conseguir popularidad con miras a su participación en la política para adquirir poder. Vaya que lo consiguió. Como secretario general del SUTEP se hizo conocido a nivel nacional cuando dirigió, la exitosa huelga de los maestros en el 2017. Pero luego, según la secretaria de Organizaciones de Perú Libre, región Cusco, Ruth Huayllani, Castillo traicionó al magisterio en esa huelga (Fuente: La República: https://larepublica.pe/politica/2021/10/09/peru-libre-se-radicaliza-y-llama-traidor-al-presidente-castillo-por-retiro-a-bellido-lrsd/).
En todo caso, mientras el profesor primario estaba en una condición proletarizada, defendía los intereses de los maestros, y terminaba traicionándolos. Y cuando se fue aburguesando al mejorar su condición económica como presidente de la República, fue abandonando los ideales de cambio y de justicia social, que los pueblos le habían confiado realizar a través de Perú Libre y el SUTEP.
Cuan diferente es el dirigente campesino Evo Morales del dirigente campesino Pedro Castillo. En Morales influyó el ideólogo de izquierda y ex guerrillero, Álvaro García Linera; prendió el nuevo espíritu y acción socialistas; enraizó los ideales de justicia social y de cambio. El ex presidente aymara de Bolivia hizo un gabinete de dirigentes campesinos y obreros. No los cambió, pese a la presión de la derecha. Prometió en campaña nacionalizar el gas y lo hizo, apoyado en la movilización de masas. En cambio, en Castillo no prendió ese espíritu ni mucho menos se concretó en acción. En ese sentido, Castillo no ha tenido cultura política ni ideológica; es un hombre pragmático y aventurero, sin convicciones ni principios.

En tanto que Cerrón, el hombre pensante de la izquierda peruana, traduce los intereses de las masas; ha demostrado consecuencia y lealtad al pueblo, está dispuesto a no abandonar hasta el sacrificio sus promesas y realizar los ideales de justicia social, transformación social y libertad.
Desde las elecciones en que se dio la lucha de clases política entre el pueblo y la derecha, se percibía la derechización del dirigente sindical en cuanto a la táctica electoral, pero esto era corregido inmediatamente por Cerrón, el ideólogo y dirigente del Partido Perú Libre. En la segunda vuelta, la derechización de Castillo se reflejó también en su cambio de discurso de izquierda con el de derecha que, aparentemente, fue una táctica electoral. Castillo puso en práctica algunas propuestas de la derecha, dictadas por el grupo de caviares humalistas y vizcarristas, que apoyaba por oportunismo; pero la de la Hoja de Ruta impuesta por los caviares fue rechazada por Cerrón para evitar el mismo error que había cometido Humala, el Caín, que traicionó a su propio hermano al tenerlo preso injustamente. Desde entonces, por esas supuestas tácticas, para ganar votos en Lima, Castillo abandonó su discurso de izquierda como la renegociación del gas, el cambio de Constitución, el aumento del presupuesto al sector Salud y Educación, y adoptó el discurso de la derecha como la promoción de las inversiones (los monopolios).

La traición del profesor rural que llegó al poder gracias a las marchas del pueblo, ya se veía venir. El ex dirigente del SUTEP había prometido bajarse el sueldo de presidente, además de prometer a los estudiantes el ingreso libre a las universidades, entre otras, pero no lo hizo cuando llegó a ser presidente. Sin embargo, la dirección de Perú Libre siguió empeñado en exigirle a Castillo que cumpliera las demandas, por las que los pueblos postergados del sur habían votado.

La lucha de contrarios entre los perulibristas y los caviares en la campaña política, se desplazó al gobierno de Castillo, dominado más por los caviares. Designó a los dirigentes en otros cargos del Estado para complacerlos. Los dirigentes conaristas mantuvieron silencio acaso por los beneficios políticos, quienes habrían traicionado a los maestros del SUTEP. Designó a Iber Maraví, dirigente del SUTEP al cargo de Ministro de Trabajo para conseguir sus deseos personales como hacer inscribir a su grupo magisterial (FENATE) con miras a formar su propio partido y zafarse de Perú Libre porque éste le exigía cumplir las promesas de campaña en favor del pueblo.
Asumido el gobierno, Castillo ya pretendía conformar un gabinete de derecha. Sólo que por exigencia de Perú Libre fue designado en el gabinete algunos representantes del pueblo, entre ellos Héctor Béjar como Canciller, Guido Bellido como Premier. Pero en el gabinete ha habido más representantes de la derecha neoliberal. Para complacer a esta derecha, Castillo se fue depurando de elementos leales de Perú Libre y de las bases del CONARE que traducían a los maestros. Y terminó por afianzar su unión sólo con los traidores y oportunistas: los caviares.

Influido por los caviares, el presidente retiró a Héctor Béjar de la cancillería y lo reemplazó con el derechista Oscar Maurtua; ordenó la persecución judicial de Cerrón al intervenir los locales de Perú Libre, no obstante que su bancada había votado por la confianza a su gabinete. Peor aún, para complacer al fujimorismo, decidió la cremación del cadáver del senderista Guzmán sin entregarlo a su esposa, sin temor de violar las normas constitucionales; traicionó a su propio Ministro al negarse presentar la cuestión de confianza en el Congreso, que era un escudo para defenderlo de la censura. Eso no es todo, desautorizó al entonces Premier Bellido respecto del anuncio de la renegociación del gas más caro del mundo, que había hecho éste. Además, ratificó al neoliberal Julio Velarde como Presidente del BCR y demás fujimoristas. Y, finalmente, lo que derramó la gota del vaso fue el retiro de Bellido del premierato y su reemplazo con la caviar Mirtha Vásquez que ha representado a los grupos de poder de factos en el gobierno de Sagasti cuando fue presidente del Congreso, lo que ha constituido una evidencia palmaria de esa traición. Por eso, la derecha ya se frotaba las manos. Estaba tan contenta que festejó.

Waldemar Cerrón confirma que la separación del premierato a Bellido, reemplazado por Vásquez, constituye una traición a todas las mayorías. “(Queremos) decirle contundentemente al pueblo peruano que la bancada de Perú Libre no respalda este Gabinete-dice Waldemar Cerrón- porque consideramos que es una traición a todas las mayorías que han esperado durante muchos años llegar al poder para que sean atendidos”. Hay una ofensiva de los representes de la derecha (los caviares) en el Gobierno. Ahora el gabinete de Castillo es el gabinete de la derecha. Constituye el continuismo del gobierno corrupto de Vizcarra.
La prensa de la derecha ya sabía que Castillo haría los cambios a su favor en el Gabinete. Aníbal Torres, de Justicia, que representa a los grupos de facto, habría sido el promotor de la salida del Premier y habría barajado opciones para reemplazarlo con otro propuesto por los caviares, apoderados de la derecha. Vladimir Cerrón ya había denominado a esto “la conspiración caviar” en el Ejecutivo. Según Cerrón, el Ministro de Justicia habría incitando a la fractura entre el gobierno, Perú Libre y el pueblo.
De acuerdo con una fuente publicada en la revista Hildebrandt (Hildebrandt en sus trece, del viernes 12 de noviembre del 2021, Año 12, N° 565), el propio Evo Morales habría mostrado su preocupación por el hecho de que el presidente Castillo se habría “acercado a fuerzas de centro, a los llamados caviares”, y se habría “alejado del partido (Perú Libre) que lo había llevado a ganar las elecciones”.

Como dice la youtuber Luz Bazalar, para cambiar un país se necesita ser honesto y valiente, y Castillo no lo es. No es líder, no ha tenido las agallas de Evo Morales, Rafael Correa. El pueblo pensó que Castillo era su caudillo, su héroe, que seguiría poniendo el pecho ante los insultos y difamaciones de la derecha contra Perú Libre y sus dirigentes, como lo había hecho en las elecciones. Se equivocó, una vez más. Asumido el gobierno, el maestro rural se humalizó desviándose del camino de la izquierda democrática al fango de los cerdos del oportunismo. Los oportunistas, los caviares y los pequeños burgueses, entre ellos Pedro Castillo, Verónica Mendoza, Dina Boluarte, Anibal Torres, Betsy Chávez, traicionan y venden de hecho los intereses de las masas que votaron por Castillo a los poderes de facto corruptos.
No era justo que se les maltratara a los ministros obligándoles a renunciar, quienes fueron echados por la puerta falsa por la presión de los caviares y la turbamulta de la ultraderecha. A Castillo le han hecho creer que eso ha sido una estrategia política, pero en esa estrategia se ha suicidado políticamente como Judas. Ha perdido aliados, ha perdido a los maestros del SUTEP y al propio CONARE, a Perú Libre. Su grupo monolíticamente unido que lo acompañó en la campaña, se desintegró por obra y gracia de Castillo y caviares. Igualmente, perdió a las 19 regiones del sur y zonas rurales. Una encuesta parece confirmar mi deducción. Según la última encuesta realizada por la encuestadora del IEP más o menos creíble (publicada en el diario La República), “Pedro Castillo baja en el sur y zonas rurales… En el sur, baja de 58% a 42% y en el campo de 55% a 41%, aproximadamente”. Un 35% de los peruanos aprueba a Castillo-dice La República- y un 48% lo reprueba” (Fuente: Diario La República: https://larepublica.pe/politica/2021/10/31/encuesta-iep-mas-apoyo-a-gabinete-de-mirtha-vasquez-pero-pedro-castillo-baja-en-el-sur-y-zonas-rurales-voto-de-confianza/?fbclid=IwAR1zm42cr9TUt3R4BbI9Fh_ZnaIi_IgKALLSW1HGAtLEcHBifsQDs8JPimA). Tiene además a sus más jurados enemigos: los de la ultra derecha y otros.
Como escribe el analista político César Zelada para la revista internacional Rebelión, Castillo ha demostrado, una gran debilidad al pactar con la derecha bajo el pretexto de la “gobernabilidad”. “Y en efecto, la tendencia al pacto político con la derecha en aras de la “gobernabilidad”, por parte de Castillo- escribe Zelada-, es el que lo está llevando a un callejón sin salida. “La derecha vio en las retractaciones de Castillo respecto a sus promesas de campaña (disolución del TC, Defensoría del Pueblo, Asamblea Constituyente, nacionalizar el gas y las minas, etc.), la ruptura de éste con Vladimir Cerrón y Perú Libre (PL), y las concesiones hechas al pedir la renuncia de sus ministros Béjar, Maraví y Bellido, no las señales de un presidente ‘dialogante o estadista’, sino timorato. ‘La debilidad invita a la agresión’, dice el dicho. Y la casta política de derecha se envalentonó” (Fuente: Rebelión. César Zelada, “El golpismo, la cuestión de confianza y el FMI”: https://rebelion.org/el-golpismo-la-cuestion-de-confianza-y-el-fmi/).

Para contrarrestar el golpe en marcha a través de la vacancia y hacer los cambios que exige el pueblo, agudos intelectuales le habían recomendado al presidente, agitar a las masas o movilizar al pueblo en las calles; apoyarse en el pueblo-como lo había hecho en la segunda vuelta de las elecciones, con un partido unido monolíticamente, para vencer a la derecha -, pero no lo hizo. Prefirió apoyarse en los caviares y pactar con la derecha. Empero, eso no le garantiza salvar su pellejo. La élite perversa del Perú es tan racista que no lo quiere en el gobierno. Es más, cabe recordar que, precisamente, los caviares traicionaron a Vizcarra al vacarlo. Castillo podría correr la misma suerte, si no corrige el grave error de desviarse a la derecha.
No obstante, Castillo es tan testarudo que ha seguido demostrando más debilidad al obligar a renunciar a su Ministro del Interior Luis Barranzuela, haciendo caso al poder mediático y a la derecha. Y, al cierre de este artículo, también obligó a Walter Ayala, Ministro de Defensa, renunciar a su cargo, esta vez debido a un supuesto chantaje de la Premier Mirtha Vásquez, la caviar y apoderada de la derecha, quien habría amenazado al Presidente, de renunciar a su cargo si no destituía al mencionado Ministro, lo cual fue aplaudido por la derecha moderada y la ultraderecha. Este sería, a su vez, el indicio de la traición de los caviares a Castillo. De ahí que Cerrón escribió en su twiter lo siguiente: “Ahora comprenderá el presidente Pedro Castillo por qué quisimos salvarlo del gabinete caviar, porque son una plaga si le da chance”

Con todo, Castillo ha insistido en su contumacia, y ha destituido a otros ministros e incluido en el gabinete a más ministros neoliberales del agrado de Washington como Diego Macera, Inés Choy y Carlos Oliva. Hará renunciar también a los ministros de Educación y de Transporte, por no ser del agrado de la derecha ni la ultraderecha, que ya estarían urdiendo un golpe a través de la vacancia. Eso explica los ditirambos que le prodiga Rosa María Palacios al mandatario.
De nada sirvió el sacrificio de los pueblos, marginados por Lima venidos de las regiones del Perú provinciano para dar la batalla haciendo vigilias en la puerta del JNE y durmiendo en las calles durante semanas, cuidar los votos y evitar el fraude, con el sueño de alcanzar la justicia social, su libertad, y conseguir al fin satisfacer sus demandas hace décadas postergadas. Pero único que consiguieron fue un segundo humalismo, un segundo vizcarrisno. No obstante, estos pueblos del sur están aprendiendo a organizarse y luchar en las calles como entonces contra la derecha y lo seguirán haciendo con o sin Castillo, bajo la dirección de su partido: Perú Libre o de otro similar.
El mandatario podría ser corregido por Perú Libre o terminar vacado como Vizcarra-golpe parlamentario-, y quien asumiría el gobierno no sería siquiera Dina Boluarte, sino Maricarmen Alva, presidente del Congreso, la Jeanine Áñez peruana. Cerrón incluso le ha dado una oportunidad a Castillo de corregirse rápido. Es tan hidalgo que le ha ofrecido un salvavidas para que no termine derrocado. “Apunte sin temor –escribe Cerrón a Castillo, en su twiter- a un tercer gabinete consensuado entre el Ejecutivo, el Partido y la Bancada, no hay elementos más legítimos, aún está a tiempo”. Tiene razón el Dr. Cerrón, Castillo debe separase de sus traidores y conciliar con sus hermanos de clase más leales, que le salvaron del fraude en marcha por la derecha, en las elecciones, a través de la movilización social, y garantizado el triunfo, y esta vez lo pueden salvar de un golpe. De no hacerlo, el presidente podría terminar derrocado y fugado como el traidor ecuatoriano Lucio Gutiérrez por pactar con la derecha en el 2005.

En este nuevo escenario, el pueblo ha de madurar más, aprenderá esta amarga lección. Irá entendiendo que su liberación será obra de su propia lucha. Para conseguir un mundo mejor, para alcanzar su libertad, tendrá que optar por las calles. Su esperanza ya no será las elecciones ni el Congreso ni el Ejecutivo, sino las calles, las plazas, como decía el pensador boliviano García Linera. Y está entendiendo que sólo el pueblo salvará al pueblo con marchas y movilizaciones sin caviares, sin traidores ni oportunistas.
El pueblo va tomando conciencia de la traición de los Toledo, los Humala, los Castillo, y va sintiendo que tiene el sartén por el mango. Así como puso en el poder al rondero cajamarquino, también puede sacarlo de él. Sabe que no le dio patente de corso para que obedezca todos los dictados de la derecha representada por los caviares vizcarristas, entre ellos: políticos como Franke, Torres, Vásquez; periodistas como Gorriti, Hildebrandt, Palacios, Mohme.
Por ello, la bancada de Perú Libre, por el que el pueblo peruano se siente representado, no le dio el voto de confianza al gabinete derechista de Mirtha Vásquez. La bancada demostró consecuencia, principio y sentido nacional. Como dice el Dr. Cerrón, en su twiter, al no votar por ese gabinete de la derecha, la bancada de Perú Libre ha demostrado “consecuencia, claridad en el debate, unidad monolítica”, disciplina y obediencia al mandato de la Asamblea Nacional del Partido.
Será preciso que los intelectuales se comprometan con el pueblo, movilizando a las masas, educándolas ideológica y políticamente, lo que ha de garantizar la Asamblea Constituyente que parirá una nueva Constitución legítima para acabar con la dictadura del Congreso y el Ejecutivo. Está demostrado que el pueblo no ha ganado nada con el oportunismo caviar, sino ha aumentado sus sufrimientos, su drama y su tragedia.
La derecha habrá ganado la batalla, pero no la guerra. La libertad, la transformación y el desarrollo en América Latina es obra de los pueblos a través de los estallidos sociales, especialmente en Chile y Colombia, sólo falta en el Perú. En ese sentido, es inevitable el estallido social contra la opresión de 200 años. Y Perú Libre como un partido consecuente y legítimo y demás movimientos sociales resistirán y combatirán en las calles, la ofensiva derechista, con el pueblo desairado y mucho más furioso, que votó por el lápiz. Será la furia telúrica de las provincias del sur.